En la vida hay cosas
que intrínsecamente son malas, hay cosas que son buenas y, finalmente, hay
cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, son simplemente cosas,
situaciones o circunstancias; y aquí se puede incluir la televisión: las
telenovelas, las series, los espectáculos.
Dios es nuestro fin
último donde se halla nuestra perfección, de modo que puedes saber si algo es
bueno si te acerca a Dios, y si es malo si te aleja de Él.
Las telenovelas y demás
series televisivas serán malas en la medida que sean el inicio de cambios
negativos de comportamiento individual y colectivo.
Hay que dedicar una
especial atención a las repercusiones sobre todo en la niñez y
adolescencia, a los casos en que la conciencia sea manipulada. La falta de
madurez puede favorecer que las telenovelas distorsionen la visión de la
realidad; y aumenten los niveles de estrés perjudicando la salud mental y
emocional.
Pero la “maldad” de las
telenovelas no está en las telenovelas en sí mismas, ni mucho menos está en los
productores, libretistas, actores y demás personal que en ellas interviene.
Ellos simplemente trabajan. Llevar a la televisión una novela no es malo
en sí mismo, como tampoco hay maldad o mala intención en la creación de una
telenovela.
Las telenovelas serán
buenas en la medida que generan trabajo, permiten hacer carrera a los están
involucrados en ese mundo, promocionan el talento actoral, pretenden divertir,
etcétera.
¿Cuál es el lado
negativo de las telenovelas, series y películas?
1. Los niños y
adolescentes tienden a imitar lo que ven en las telenovelas, normalmente
cargadas más de antivalores que de valores; y ven las novelas como
acciones normales de la vida diaria.
Las telenovelas y
series televisivas afecta en el subconsciente y más aún a los niños que se
están educando. En el caso de los adolescentes pueden quedar influidos y
ver en las telenovelas una escuela de vida, tomar ese aprendizaje para adquirir
una nueva forma de conducta.
Para ellos las novelas
reflejan la vida real, pero entre lo real y lo ficticio hay muchas diferencias.
Por ejemplo en las novelas siempre hay un final “feliz”, felicidad lograda a
menudo costa del sufrimiento de algunos y de la muerte de otros.
2. La violencia que ven
los niños y adolescentes en la televisión, los puede llevar a desarrollar
conductas agresivas, por cuanto aún no han desarrollado su capacidad crítica y
valorativa.
Cuantos más programas
vean, es más fácil que tengan menor sensibilidad emocional y usen la agresión
como mejor respuesta a las situaciones conflictivas. Las telenovelas pueden
mostrar la violencia como la única forma de solucionar problemas, promover el
odio, la no importancia del perdón y de consecuencia la venganza.
Las telenovelas pueden
crear estereotipos. No es tanto que estimulen la violencia sino que presentan
ciertas conductas como normales, las legitiman.
3. Han facilitado
también que el sexo se banalice y se vuelva una moda su mal uso. Fomentan la
promiscuidad sexual, la prostitución y los embarazos no deseados.
El adulterio y las
relaciones entre novios son comunes y se ven como algo muy normal en los
llamados “culebrones”. Se comienzan a aceptar como normales nuevas propuestas
de familia y se ridiculizan a menudo los valores familiares y sociales.
4. Con las telenovelas
se incentiva la brujería, el dinero fácil, la corrupción. Se suele
inculcar la idea de que el fin justifica los medios y pueden incidir en la
reproducción de roles familiares.
5. También ha menudo
facilitan el uso, en las familias y consecuentemente en la sociedad, de un mal
vocabulario y la falta de respeto.
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